
No habrá patria ni días de sol para tu muerte,
sólo el constante repetir lo que se daba,
no podrás ya sentir que la vida es un poco tuya
hasta el exacto límite que fijaban los dueños de tus horas.
La mañana se volverá a abrir con frescura y agua nueva,
la tarde seguirá siendo el olor a gastado
que tienen los zapatos o la piel
y la noche abrirá su libertad codicional de trenes y de vasos.
Serás el recuerdo cada vez más tibio de ti mismo
y crecerá en las que fueron tus palabras el verdín del silencio.
Porque eso que compartías breve y levemente no se acaba.
Pasa que estás de más, que estás de paso:
donde los dueños de las horas te alimentaban,
donde firmaste con tu presencia los actos cotidianos,
donde fijabas los cinco sentidos que pudieron ser
otra cosa que el juguete de tu destino.
Otro se alimentará multiplicando familias,
otro hará el amor y no pesará el cielo,
otros forzarán la puerta de la hera de tus dueños
y volverás, impersonal y único, en las gargantas y manos
y lo que se pueda tener a violentar esta vida aunque no estés.
sólo el constante repetir lo que se daba,
no podrás ya sentir que la vida es un poco tuya
hasta el exacto límite que fijaban los dueños de tus horas.
La mañana se volverá a abrir con frescura y agua nueva,
la tarde seguirá siendo el olor a gastado
que tienen los zapatos o la piel
y la noche abrirá su libertad codicional de trenes y de vasos.
Serás el recuerdo cada vez más tibio de ti mismo
y crecerá en las que fueron tus palabras el verdín del silencio.
Porque eso que compartías breve y levemente no se acaba.
Pasa que estás de más, que estás de paso:
donde los dueños de las horas te alimentaban,
donde firmaste con tu presencia los actos cotidianos,
donde fijabas los cinco sentidos que pudieron ser
otra cosa que el juguete de tu destino.
Otro se alimentará multiplicando familias,
otro hará el amor y no pesará el cielo,
otros forzarán la puerta de la hera de tus dueños
y volverás, impersonal y único, en las gargantas y manos
y lo que se pueda tener a violentar esta vida aunque no estés.